viernes, 15 de julio de 2011

Capítulo 25. Camaná



Hola amiguitos y amiguitas:

¡Cuánto tiempo sin escribir!, ¡me van a cerrar esto!

Camaná es una pequeña ciudad al sur del Perú, cerca de la carretera Panamericana (seguro que, al menos, os suena por la canción) y del Océano Pacífico. Es un pueblo muy alegre, lleno de niños por las calles, los camanejos son gente muy buena y acogedora.

Por todo eso, y porque además un sacerdote de nuestra Diócesis pasó allí su ministerio, dedicándose a llevar el amor de Jesucristo a aquellas tierras, Camaná es el sitio elegido por la Diócesis de Getafe para que algunos jóvenes vayan a pasar un mes de experiencia misionera. Cada año van y hacen un poquito, a cambio, se llevan el ciento por uno.


Hace poco hablé con una de las chicas que este año han ido a Camaná y me dijo que estaba nerviosísima por ir allí y conocer aquello. Ya hace una semana que están en Perú, y, supongo, que los nervios se habrán transformado en un gran asombro ante los lugares y personas que estará conociendo en Camaná.

Este año además es especial, porque este curso no sólo es Getafe quien visita Camaná, este verano también Camaná visita Getafe.

¡El motivo es la Jornada Mundial de la Juventud! Querido lector, los jóvenes de Camaná vienen a la JMJ, y, supongo que también estarán nerviosos. Cruzar el Atlántico en avión es caro para nosotros (el billete debe rondar los mil euros), imaginaros para ellos, que ganan unos ocho eurillos al día. Pero eso no es motivo de desánimo, ¡imaginación al poder también en Perú! Los jóvenes camanejos han estado todo el año consiguiendo dinero para poder venir. Me dará mucha alegría poder verles de nuevo (esta patata afortunada estuvo en Camaná hace un año).

Conocer gente que viene desde tan lejos me hace pensar estos días en lo afortunados que somos los jóvenes españoles, aún más los jóvenes de la Diócesis de Getafe, por tener la JMJ al ladito de casa. ¡Yo simplemente con andar hasta la parada y coger el autobús llego al lugar del encuentro con el Papa! Hay que dar muchas gracias a Dios.

Ir a una JMJ es muy especial, ¡es difícil explicarlo en un artículo! Recuerdo lo precioso que fue para mí poder ir a la JMJ de Colonia y estar con tal cantidad de jóvenes de todo el mundo… y ver llegar al Papa… y extender los brazos para abrazar a todos… y ver como exponía el Santísimo… y escuchar el silencio de un millón de personas. Sí, todo eso volverá a ocurrir en Madrid en agosto, será un regalo de Dios inolvidable para el sacerdote y los jóvenes de Camaná. ¡Y también para nosotros!

Falta sólo un mes. Hay que prepararse. Hablaremos de cómo se está preparando la gente para la JMJ, aunque en otra ocasión, porque esa es otra historia y tendrá que ser contada en otro momento.

Hasta entonces. Dios te bendiga, amiguito lector.

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